lunes, 23 de abril de 2012

Último brindis (poema de Nicanor Parra)


Cómo no podía ser de otra forma, os dejo aquí un poema de Nicanor Parra, galardonado con el Premio Cervantes, para conmemorar el Día del libro. Espero que os guste.... “Último brindis”

Lo queramos o no
sólo tenemos tres alternativas:
el ayer, el presente y el mañana.

Y ni siquiera tres
porque como dice el filósofo
el ayer es ayer,
nos pertenece sólo en el recuerdo:
a la rosa que ya se deshojó
no se le puede sacar otro pétalo.

Las cartas por jugar
son solamente dos:
el presente y el día de mañana.

Y ni siquiera dos
porque es un hecho bien establecido
que el presente no existe
sino en la medida en que se hace pasado
y ya pasó...
como la juventud.

En resumidas cuentas
sólo nos va quedando el mañana:
yo levanto mi copa
por ese día que no llega nunca
pero que es lo único
de lo que realmente disponemos.

Nicanor Parra. 

Otros poemas en en blog: 
Bajo una pequeña estrella
Quizá
  

martes, 17 de abril de 2012

Un funcionario austero

  El otro día, cuando llegaba a mi casa, un vecino me dio una papel fotocopiado que pertenecía a las cartas al lector de algún periódico de tirada nacional. Tras dármelo me dijo: “Es sobre la puta crisis ésta que nos ha tocado vivir sin comerlo ni beberlo”. ¡Vaya!, pensé yo.
El caso es que al llegar a mi casa lo leí y recibí una auténtica lección de economía. En modo de ironía este señor, funcionario desde 1987, acaba haciéndote reflexionar sobre lo que supone la austeridad. Os lo dejo aquí, opinad vosotros mismos: 

Soy funcionario público desde el año 1987. Calculo que desde el 2007 a la actualidad habré perdido más de un 15% de poder adquisitivo entre la reducción del sueldo en un 5% y las posteriores congelaciones. No obstante, no voy a quejarme, porque, como dicen muchos soy un privilegiado al tener un trabajo de por vida. Lo dijo Artur Mas y lo mantiene el Gobierno del Partido Popular. Hay que recortar, reajustar y racionalizar. Y eso es precisamente lo que voy a hacer yo a partir de ahora. Voy a seguir los consejos de nuestros gobernantes. 

En primer lugar, y dado que uso bastante poco el coche, voy a venderlo o darlo de baja: con ello voy a ahorrar la gasolina de un año, el impuesto de circulación, el seguro, las periódicas entradas y salidas del taller mecánico. Siento mucho disminuir los ingresos de la Administración en impuestos y todavía siento más no poder darle más trabajo al mecánico del taller, pero ahora se impone la austeridad. 

En segundo lugar, voy a bucear por mi ciudad en busca de los negocios de toda la vida: el zapatero, la costurera, la tienda de reparación de pequeños electrodomésticos, etcétera. Siento mucho no comprarme más zapatos y perjudicar a la señora que lleva la zapatería del barrio, pero creo que cuando los zapatos estén demasiado gastados los llevaré a que me pongan suelas nuevas. Se acabó eso de tirarlos a la basura, voy a aprovecharlos al máximo. Intentaré comprar la menor ropa posible y utilizar la que tengo para no gastar tanto y ser más austero, como el Gobierno. 

Cuando lleguen las vacaciones, procuraré ser más austero todavía y quedarme en casa leyendo libros y viendo documentales, y engrandecer así mi cultura.

Para seguir con las medidas de estímulo de mi economía, voy a llevarme el termo del café al trabajo. Eso no significa que deje de tomarme mi media hora de descanso, sólo que no iré al bar a tomarme el cortado de las mañanas. No creo que el señor del bar ni el de las máquinas expendedoras noten nada por el hecho de que un funcionario no vaya a tomar café o lo saque de la máquina.
Creo que aunque lo del gimnasio va bien, optaré por ir a dar un paseo de media horita todos los días como aconsejan los médicos, y así ajustarme unos 40 euros al mes. 
Los fines de semana hemos decidido con mi esposa, en lugar de ir a comer a algún restaurante, pasear y cuidar la salud para no utilizar tanto los centros de salud, y con ello tampoco pagaré tantas recetas con copago. Como puedo ir a trabajar andando, aunque esté un poquito lejos, lo haremos y seremos todavía más saludables.

He olvidado apuntar que como vendo o doy de baja mi coche, tampoco me hará falta la plaza de parking que pago todos los meses. El propietario se alegrará de poder alquilarla a otra persona. 

Bien, todo ese ahorro lo meteré en una caja fuerte y lo dejaré reposar. Un banco es mal sitio para depositarlo. 

Hay que ser responsable y adopto las medidas que nuestros gobernantes dicen que son necesarias para acabar con el déficit y estimular la economía. Además, les diré a todos mis compañeros funcionarios que hagan lo mismo: cuantos más seamos los que nos ajustemos más crecerá este país, eso dice el señor que estuvo en no sé que agencia de esas que dicen si las cosas van bien o mal y que ahora es ministro de Economía. 

Espero sinceramente poder ayudar a todos desde mi privilegiada posición. Y que conste que no me quejo. 

Jordi Giménez Cabrillana